La importancia de gestionar sentimientos y emociones en el desempeño de su trabajo

Como profesor de lenguas debemos adquirir una serie de competencias clave que nos permitan llevar a cabo una buena labor docente. Tal y como decía Brad Henry, un buen profesor puede crear esperanza, encender la imaginación e inspirar amor por el aprendizaje. Para poder ser el buen profesor que describe Brad Henry, hay que cumplir las competencias establecidas por el Instituto Cervantes.

Sin embargo, basándome en mi experiencia docente y en mi propia idea de lo que significa ser un buen profesor de ELE representada en la infografía, creo que la competencia más importante es la que hace referencia a gestionar sentimientos y emociones en el desempeño de su trabajo. Con esta, el profesor es capaz de gestionar tanto sus emociones, como las de sus alumnos. Ahí es donde entra en juego la empatía y la paciencia, siendo estas cualidades imprescindibles para resolver situaciones desfavorables y poco motivadoras, transformándolas en experiencias que permitan a los alumnos crecer emocionalmente hasta desarrollar la inteligencia emocional. Esta inteligencia emocional es una idea que engloba diferentes cualidades que requiere una persona inteligente emocionalmente, estas cualidades pueden observarse en la siguiente imagen.

En mi opinión, el aprendizaje de una segunda lengua, en este caso el español, puede resultar de una tarea tediosa. De esta forma, los profesores debemos reforzar la inteligencia emocional de nuestros alumnos, y esto sólo se conseguirá si sabemos gestionar sentimientos y emociones. En consecuencia, si se cumple lo mencionado anteriormente, haremos que los alumnos sean capaces de manejar situaciones difíciles y de estrés, para que no se desmotiven y alcancen un aprendizaje significativo mientras disfrutan de todo el proceso.